sábado, 29 de diciembre de 2007

La Bisabuela y mi Hermano

En la foto la veo

Con cara de orgullo

Mi bisabuela

Me sostiene débilmente

En sus manos viejas

Martín y yo sentados

En el sillón rojo

Somos primores

Mi bisabuela

Ahora no está

Vive enterrada

Junto a mi muerta madre
En el mismo lugar

De la abuela ida

Ellas están ausentes

Jugando canasta

Junto a sus amigas

La carta que al suelo cae

Es una trampa

No hay juego limpio

La muerte siempre gana

En la tempestad

Olas obscuras reventaron

Contra las rocas

El viento elevó sus velas

El castillo San Jorge

Zozobró en la playa

De la ahogada embarcación

Azulados muertos se asomaron

Asustando a los perros

Martín está sentado

En el sillón rojo

Con mi bisabuela

Algo me molesta

Eso dice mi cara

Es el imperativo instante

De la foto

Los autitos iban a chocar

Alguien les dio cuerda

La tensa muralla

Del cuarto de jugar esperaba

La fuerza de las ruedas

El daño

De retorcidas latas

Martín

Hermano

Tu pelo

Se ha puesto blanco

Las noches sin paz

Insomnios sin estrellas

Nunca terminas el esfuerzo

De saltar las traicioneras vallas

En las dolorosas ofensas

Aún viven serpientes

Mi cabeza sangra

Por la espalda

La lucha del imposible

Hijo único

El tiempo no existe

Los grillos cantan en la noche

Dormimos en carpa

Los veranos de Quillota

El Calafate y el Pomelo

Nuestros caballos

El oro encontrado

En la mina del Caluga

Fuimos millonarios

Volviendo de los cerros

El ácido nítrico

Que trajo el Papá

Disolvió el brillo

Lo hizo arena

Desaparecida ilusión

La riqueza del abuelo

Aún sufre el perro fino

Quebrado en la cadera

Solo persisten recuerdos

Que en el saco guarda el viejo

Lleno de codicia

El sillón rojo

Las perlas

El pelo blanco peinado

La fruncida boca

De orgullo

Coqueta pintada roja

Que sonríe apenas

Somos los hijos mayores

De su nieta

Verónica

Los frutos ulteriores

De su ida hija Teresa

Todas hoy muertas

La alfombra persa

Acoge el pie

Donde ella pisa

Y en el cuadro de atrás

Colgado en la pared

Un Santo tieso muere

En el lecho de enfermo

Todo es importante

Solemne

Casi trágico

La fotografía

Nada omite

Ojo que nos vio

En el castillo

Donde vivía la nobleza

El Jardín Japones

En medio de Buenos Aires, situado en una calle circular, muy cercano al aeropuerto antiguo de Aeroparque, vive este Jardín envuelto de lagunas, peces, pájaros y árboles.

Abajo de los rojos puentes orientales, curiosos circulan peces de colores abstractos que abren sus bocas y respiran el ruido de la ciudad, enloquecida de edificios, autos y camiones.

Entonces de la copa de los árboles surgen ruidos de la selva, son loros tornasoles que vuelan en bandadas, aviones lanzados al cielo gris por pintores modernos que alternadamente gritan y callan, callan y gritan.

Varios emperadores han visitado este jardín con sus consortes o novias imperiales. Placas de piedra enterradas en el suelo los recuerdan, junto con los árboles del parque que también del oriente vinieron.

Los árboles y plantas son embajadores que no retornarán al Japón. Presos quedaron en el suelo de Buenos Aires.

En medio de esta ciudad el agua corre lenta por el río de la Plata y por estas piedras. Un Jardín que nos enseña de la vida, de la vida breve y larga que nos tocó y que nos congrega.

Todo tiene un tiempo y es atemporal a las ves. Bebemos del agua de una pila que se acaba y también de una fuente que es inagotable.

Es el jardín del Edén y el jardín del castigo inevitable. Tal vez coleccionamos vegetales de esa fuente primigenia donde el hombre puede admirar la inmutabilidad de lo mutable. El destino eterno de lo creado. Para mirarnos sin soberbia que somos un elemento más de un pequeño universo, mientras el agua corre, luego es vapor y después vuelve a precipitar renovándose. Somos agua, siempre agua de la misma, en distintos estados, que a veces está en paz y que luego se agita.

Uno quiere ser diferente tomar distancia del río que lo vio nacer, partir hacia el mar, hacerse independiente. Mas con el tiempo comprendemos que fuimos hechos de la misma materia que nuestros padres. Tal vez por eso esta costumbre de viajar a Buenos Aires. Por eso este tango tan guardado dentro del corazón al que nadie puede hacer callar su nostalgia.

Agua, agua del dolor las lágrimas, vuelvo a buscarte, a nacer donde nací, a remontar el río. Mientras miro mi cara fija en el espejo, comprendo que soy mi padre y que huí al mar en un afán imposible.

El tango está construido por nostalgia y ella es remontar el río de la Plata como salmón obediente en busca de sus aguas primigenias. Hace mucho tiempo fui feliz aquí en tus arrabales. En tus calles con faroles tristes vuelvo a buscarte ciudad enloquecida de pasión, ciudad de cantantes con gomina y bigotes cogidos a un micrófono, quejándose del destino y de las minas. Bandoneones estirados hasta el infinito de la angustia, música siempre música, donde se albergan para siempre los recuerdos.

Buenos Aires, Buenos Aires, estás arraigada a mi tierra como estos árboles del jardín japonés que nunca pueden separarse.

jueves, 27 de diciembre de 2007

Pirata Inglés

Somos fracaso de la imaginación

Despertar de sueños

No he hablado

De cuando fui Ingles

Y conquisté los mares

Ahora me debato en penumbra

Con la pata de palo

Y el parche en el ojo

Lleno de miedo

Sandokan

Enfermó mi infancia

Con Malasios al acecho

Por eso escuchadme ahora

Esta delirante fiebre:

Derrotado por el ron

Las cicatrices de la cara

Me batieron a duelo

En un bar

Atestado de granujas

No llegaré a viejo

La historia de mi historia

Escrita está en una lápida

De cuando fui Ingles

Y conquisté los mares

Cuando mi espada

Castigó al enemigo

Y partió en dos el cielo

sábado, 22 de diciembre de 2007

AUGUSTO MI GENERAL

Augusto ha muerto

Tenía 91 años

El mismo quiso trasladar sus restos

En una Van

Del Hogar de Cristo

En una maniobra distractiva

El quiso conducir

Su malogrado cuerpo

Pero no lo dejaron

Las fuerzas

Desde el Hospital Militar

Hasta la Escuela Militar

Contra el tránsito avanzó

Tratando de recuperar

La vida que de él

Se había cansado

Ahora será velada

Su inesperada muerte

Con inolvidable olvido

Para que la memoria

Del país lo recuerde

Cremarán el cadáver

Del recodado anciano

Y esparcirán cenizas

Sin enterrar sus restos

Ha muerto el Padre

De los crueles hijos

Tenía 91 años

El General

Cuando lo llamó la muerte

Le faltó blindaje

A los vidrios del mercedes

Ha sido llamado

Alegará su causa

El abogado

Pablo Rodríguez

Ante el incorruptible Tribunal Eterno

Quien será inocente

Ante ti Señor

Ante ti

Todos seremos juzgados

En Chile

Mentimos

Cuando los desaparecidos

Desaparecieron

Matamos

Cuando éstos no aparecieron

Los huesos errantes

Preguntan por nuestros nombres

Ahuyentando fantasmas

Al nuevo Padre de la Patria

Al Padre del Chile moderno

Rezad un Padre Nuestro

Un presidente loco

Un general vitalicio

Sinvergüenzas privados

Ladrones concertados

Y desconcertados

Fijos y rotatorios

Plagas de Egipto

En la tierra nuestra

Virgen del Carmen

Patrona de Chile

Protégenos

Para que a pesar de todo

Sigamos viviendo